Caracas, 24 de octubre de 2013.- "¿Hasta cuándo soportar este espectáculo bochornoso en el que se ha convertido el poder en Venezuela?” José Ignacio Cabrujas.

En días pasados, a propósito de un aniversario más de la desaparición física de Cabrujas, escuchábamos un discurso que éste le dedicó a Bolívar.

Reflexionaba José Ignacio Cabrujas sobre Bolívar y su endiosamiento por historiadores y académicos, por quienes con la intención de honrar su memoria lo habían deshumanizado tanto que casi nos lo imaginamos en el Olimpo. Hablar de libertad y de nuestra lucha por nuestra independencia obviamente nos lleva a reflexionar acerca de nuestra democracia. Él lo hizo. Y señalaba que había sido Bolívar “el último hombre que nos había convocado para hacer algo en la historia”.

Era su opinión. Muchos podemos estar o no de acuerdo con ello. Lo que sí es cierto es que, como sociedad y como país, como familias y parejas, como individuos, no podemos seguir esperando a que nuestra empresa llamada país se rescate a partir de la convocatoria solo de un hombre.

Las circunstancias que hoy vivimos nos presentan una nueva oportunidad en esta batalla por nuestro futuro. Hoy es nuestra propia vida la que nos convoca a luchar por nuestro mañana.

La vida que este gobierno nos ofrece no se parece en absoluto a la que queremos tener. Y no se trata de un mero deseo, se trata de lo más básico que necesitamos tener para subsistir: salud, agua, luz, servicios públicos, seguridad. Este gobierno de Nicolás y su grupo está más pendiente de espiar a la oposición que de iluminar las calles.

¿Cómo es que pretendemos mantenernos en la inercia mientras somos atropellados en el Metro y en el transporte público sin que exista la mínima voluntad por culminar las obras prometidas desde hace más de cinco años? Nuestra vida nos convoca a no permitirnos andar sin policías por falta de sueldos, mientras atletas ponen sobreprecios a sus competencias para recibir millonadas en dólares, a dejar que instalen las tarimas que a diestra y siniestra montan en la ciudad arbitrariamente, a que no recojan la basura y que los centros comerciales sean los nuevos centros de esparcimiento porque los parques están abandonados.

El 8 de diciembre no es un juego solamente para los políticos, se trata de nuestra vida y nuestro mañana.