Julio Borges: El país que yo quiero


Caracas, 20 de octubre de 2013.- El país que yo quiero para mí y mis hijos no se parece en nada al país que nos ofrece Nicolás Maduro. Me quieren callar en la Asamblea Nacional porque hablo de ese país posible, donde la gente se entienda y se respete, donde haya mercancía de distintas marcas en los anaqueles, producidas en Venezuela a precios razonables, con una industria nacional fuerte, generadora de empleos buenos. Sueño con un país donde se pueda salir a la medianoche a la calle, sin peligro y sin miedo. Sueño con un país con la inflación controlada, con buenas carreteras, en el cual los jóvenes no estén soñando con emigrar a otros países en búsqueda de oportunidades que acá no tienen.

El país que nos ofrece Maduro es brutal y despiadado: casi tres asesinatos cada media hora, una inflación anual de más de 50%, que avanza a paso de vencedores a convertirse en hiperinflación, un país donde escasean los alimentos y donde lo que aparece es tan caro que la mayoría de los venezolanos no lo puede adquirir. Un malandro le roba a usted hoy su teléfono inteligente, en uno de los miles de atracos que ocurren cada día en nuestra patria, y a usted no le alcanzará para comprar uno parecido. Maduro nos ofrece un país que le regala el petróleo, plantas eléctricas y hospitales a otros países, mientras acá comienza a escasear la gasolina, se sigue yendo la luz a cada rato y los hospitales carecen de los insumos y equipos esenciales. En el país de Maduro, todo se importa, lo cual genera empleo en otros países en vez de hacerlo acá. En el país de Maduro, a usted le toca conformarse con poco, poquito, mientras se lo llevan todo los rojos rojitos.

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