Luis Eduardo Manzano: El pueblo quiere seguridad


Caracas, 20 de septiembre de 2013.- Todos los estudios de opinión pública coinciden en que la primera preocupación del colectivo venezolano es la inseguridad. En los últimos años ha habido un desafortunado repunte en la cantidad de homicidios por cada 100 mil habitantes en nuestro país, sin que se implementen medidas efectivas de parte del gobierno central.

Incluso el ex ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami, reconoció en enero de 2012 que no se había logrado disminuir la tasa de muertes violentas por cada 100 mil habitantes, diciendo en ese entonces que la media nacional estaba en 48. Desde hace mucho tiempo, en Venezuela no existe claridad con el manejo de las cifras de homicidios, lo que da pie a muchas especulaciones.

A los agentes de seguridad de nuestra Venezuela hay que darles mejores sueldos y oportunidades para que puedan desarrollarse. Igualmente, debe haber más, pues son insuficientes para afrontar el duro combate al delito. Desde siempre he sido defensor del rol que cumplen los funcionarios policiales en la sociedad. Muchos generalizan sobre este oficio y por las fallas de unos pocos, los acusan a todos de mil cosas malas. La verdad es que la mayoría de ellos son personas honestas y trabajadoras, que con su empeño brindan protección a nuestras vidas.

Sin embargo, es importante destacar que aunque en este país hay un déficit enorme de policías, la seguridad no puede ser fomentada solamente desde esa óptica. Este es un tema que abarca otros temas como la prevención, la educación y el deporte.

Con el rescate de espacios públicos como parques y plazas, impulsando mejoras en el sistema educativo para hacerlo más incluyente y estimulando la práctica sana del deporte, se aleja a los jóvenes del delito y se disminuye la violencia en las comunidades. Sería primordial la unión de todos los niveles de gobierno existentes para impulsar estas mejoras, pues con trabajo en equipo se tienen mayores éxitos.

Otro punto a atacar en el país es acabar con la impunidad que reina en el sistema judicial. De acuerdo a diversos estudios, se asegura que este mal supera el 90%. Es decir, en 9 de cada 10 delitos en Venezuela, quienes cometen un crimen no son sometidos a la justicia. En este particular, sólo el gobierno central puede tomar correctivos, pues compete exclusivamente a ellos.

Ya lo hemos dicho antes: iluminando las calles de nuestras comunidades también se trabajaría por la seguridad de la gente. Cualquier persona puede observar con sus propios ojos la cantidad de luminarias apagadas en calles, avenidas y autopistas. Un poste apagado es un atraco seguro. Es importante aclarar que los gobiernos locales ya no tienen competencia en este tema.

Que haya prosperidad económica también influye determinadamente en la seguridad de todos, pues si la juventud tiene oportunidades y acceso a empleos estables con salarios dignos, las probabilidades de ser delincuente son mucho menores. En vez de perseguir a las empresas, en Venezuela debería crearse las condiciones para que existan más que puedan proveer trabajo a la gente, pues el Estado solo no puede.

Desafortunadamente, el gobierno nacional ha tomado medidas poco efectivas para abordar esta situación. A la fecha, se han implementado más de 20 planes de seguridad en el país, sin lograr frenar el ascenso de las cifras. Para el oficialismo, sólo hay inseguridad en los municipios y estados cuyas autoridades no comulgan con su ideología. A ellos achacan todo tipo de males, cuando en realidad debería haber trabajo coordinado, dejando la confrontación política a un lado, pues lo que está en juego es lo más importante: la vida de todos.

A pesar de la adversidad, en el municipio Sucre se ha logrado disminuir la cantidad de homicidios en más de un 25%. Con el rescate de la policía de Sucre, mayor dotación de equipos y mejores salarios a sus funcionarios, se tiene hoy un cuerpo de seguridad mucho más operativo.

Con programas de seguridad creativos que involucran al ciudadano como la instalación de cámaras de seguridad, la creación de una red telefónica con los vigilantes privados de edificios y empresas y con la figura de los padrinos policiales, se ha logrado avanzar en el combate al delito en Sucre.

Igualmente, se ha recuperado parques, plazas y escuelas. Ni hablar de las instalaciones deportivas de Sucre, que muchas han sido arregladas y hoy en día son de primer mundo. Basta con ver los campos de fútbol y beisbol con grama artificial construidos por la Alcaldía.

Falta mucho por hacer seguramente, pero en el municipio Sucre se ven resultados. Ojalá otros lo emulen, apoyen y en vez de hacer politiquería, trabajen por resolver los problemas de nuestro país.

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