Caracas, 04 de septiembre de 2013.- La inseguridad es quizá el problema más agudo que padecemos los venezolanos, y en particular los caraqueños. Vivimos una época en que el miedo a padecer un robo, un secuestro y hasta un asesinato es una realidad lamentablemente cotidiana. Día a día los noticieros y los diarios nos revelan formas más sofisticadas y agresivas de delito, que siembran miedo e incertidumbre entre la ciudadanía.
La brutal y violenta inseguridad que padece nuestra ciudad se ha convertido en la principal razón que alegan los caraqueños para justificar su partida a otras naciones. Tal es el nivel de miedo que sienten ante el temor de ser secuestrado, robado, agredido o quizá asesinado, que deciden partir dejando una vida y las comodidades materiales que aquí en Venezuela han gozado; aun a pesar del volátil clima político que tenemos en Venezuela. Es el miedo a la violencia lo que está privando a nuestra patria de ciudadanos necesarios para avanzar y progresar.
El reto de reconstruir la confianza en el país y en la ciudad, que permita que muchos venezolanos valiosos decidan quedarse, nos remite a un esfuerzo profundo por garantizar seguridad desde las instituciones locales, sin resignarnos ante la indolencia de un Gobierno Nacional cada vez más ineficaz.
Caracas es una sola y en ella las realidades particulares de los municipios están plenamente integradas, por tanto los problemas de cada municipio son expresiones particulares de dificultades de toda la ciudad; y las soluciones deben ser coordinadas e integradas para poder tener éxito.
Como hatillanos comprendemos que el principal reclamo de los ciudadanos que vivimos en El Hatillo es la seguridad. En los últimos años nuestro municipio se ha visto afectado por una epidemia de secuestros y robos que han sitiado y amenazan a nuestras familias, minan nuestra paz, desmejoran nuestra convivencia y destruyen nuestros derechos de ciudadanía; propagando una espiral de miedo. De igual forma apreciamos cómo en nuestro municipio a la par del deterioro en la seguridad, también se deteriora el ornato y el paisajismo, desmejora la movilidad, aumenta el caos urbanístico y padecemos una creciente ineficiencia, ineficacia e inefectividad de las instituciones municipales.
Ante el reto de plantear una gestión que atienda el principal reclamo de los hatillanos ¡La Seguridad!, partimos de la comprensión de que solo coordinados con el resto de los municipios de la ciudad, podremos reducir la violencia delincuencial. Ante esta realidad emerge una gran oportunidad: ¡El Trabuco!
El Trabuco, que tiene grandes opciones de vencer en las 5 alcaldías de Caracas, nos presenta la oportunidad de construir diversas mancomunidades, entre ellas una Mancomunidad de Seguridad Integral, que nos permita ir mas allá de la mera coordinación policial y dar paso a un modelo integrado de seguridad ciudadana, que a la par de la acción policial de prevención del delito coordine los necesarios despliegues de presencia institucional y respuesta rápida útiles para disuadir el delito, crear sensaciones positivas y elevar el bienestar de la ciudadanía.
Con El Trabuco, al que le dedicaremos sucesivas columnas, en Caracas vamos a vivir mejor porque implicará desarrollar una visión compartida de ciudad.