Caracas, 24 de agosto de 2013.- “Yo he retado a la oposición a un debate público sobre este tema”, fueron las palabras de Nicolás Maduro el pasado sábado 17 de agosto, al llamar a una discusión pública sobre la corrupción. Tan solo horas después nuestro líder nacional, Henrique Capriles Radonski, aceptó el reto y lo emplazó a que pusiera fecha y hora para discutir de igual a igual sobre este delito que ha vaciado las arcas públicas sin responsables. Tras esta respuesta reinó un profundo silencio en las filas del gobierno, como es costumbre salieron a decir que Nicolás no dijo lo que dijo y que el “debate” ya estaba en marcha.
Pero ¿Qué es un debate? El Diccionario de la Real Academia Española lo define como una “Técnica de discusión entre dos o más personas que buscan alcanzar conclusiones o decisiones en un tema controvertido, que satisfagan a la mayoría de los participante”. Es decir, para que haya un debate en primer lugar deben participar dos personas, pero no dos personas cualquieras, deben ser dos personas con posiciones contrastantes. Nadie puede debatir contra sí mismo mirándose al espejo. Además, si en una discusión hay uniformidad de pensamiento no se puede hablar de debate.
Nicolás se refirió directamente a la oposición en su llamado, sabemos que la oposición es un conjunto de factores políticos con diversidad de ideas y muchas veces posturas divergentes, como es natural en la democracia ¿Pero quién representa a la oposición? Indudablemente Henrique Capriles Radonski y eso nadie lo discute. Son casi 8 millones de votos que lo colocan como líder de un sector del país. Por eso resulta absurdo que salga Diosdado Cabello a decir que nadie invitó a Capriles a debatir. Nos preguntamos ¿Tiene autoridad moral Diosdado Cabello para hablar de corrupción? ¿Quién tiene más legitimidad ante el país: Diosdado o Capriles? Si usted invita a la oposición al debate está invitando a Henrique Capriles, eso lo entiende cualquiera.
La reacción del oficialismo habla por sí sola, Nicolás arrugó, lo más vergonzoso es que no se atreve a reconocerlo en público, sino que debe enviar emisarios a decir que no. Otra muestra más que Nicolás no gobierna el país, lo hacen Los Castro desde La Habana, a quienes les resultó poco conveniente que se le diera palestra nacional a la oposición en cadena de radio y televisión, sin contar las debilidades evidentes del orador oficialista.
Personalmente creo que lo menos importante es la dificultad para expresar ideas coherentes por parte de Maduro, aquí el punto fundamental es que este no tiene cómo explicarle al país los 15 años de corrupción e impunidad con una contraparte pidiéndole explicaciones. A los venezolanos no les importa las fotos privadas de fulanito, Mengano o Sutanejo, quieren saber en qué se gastaron miles y miles de millones de dólares que han entrado al país, quiere saber de dónde han salido las grandes fortunas de los jerarcas del gobierno, quiere explicaciones por qué no hay un solo pez gordo preso por corrupción. Para eso y mucho más Nicolás no tiene respuestas.
Asuma el reto que usted mismo planteó, debata en cadena y sin teleprompter para que Venezuela saque sus conclusiones. Tienen años mostrándose como dueños de la verdad y hoy le temen a que otros sean capaces de dejarlos sin mascaras ante el país. Si la gente ve en usted argumentos sólidos, coherencia y razón tendrá aplausos verdaderos, no los que está acostumbrado a escuchar de su cortejo de adulantes. Por la verdad #DebateYA.