Caracas, 21 de agosto de 2013.- Para quienes hemos asumido la lucha política como una vocación, ésta significa básicamente servir, servir a la sociedad de hoy e incluso a la sociedad del mañana. Entendemos que la política tiene como sentido construir el bien común, respondiendo a las demandas de desarrollo y bienestar de la ciudadanía, cumpliendo con los criterios de sustentabilidad y sostenibilidad. Creemos que la política es un instrumento de liberación colectiva y de potenciación individual, con la cual se puede ir transformando gradualmente la realidad, construyendo en forma constante los equilibrios sociales, económicos, culturales y ambientales que una sociedad en permanente avance, y conquista de bienestar, requiere.
La política por la que apuesta nuestra generación está caracterizada por la innovación y por conjugar capacidades técnicas y políticas, no creemos que los técnicos y especialistas deban definir en forma final la agenda (eso no sería democrático) así como tampoco apostamos por la barbarie política que ignora el saber especializado (eso no sería conveniente). En cambio hacemos un esfuerzo constante por construir agendas y formulas tecnopolíticas, en donde la formación propia del dirigente político hace la diferencia; así como su voluntad de rodearse de especialistas y asesores, de conjugar en torno así las mentes mejor amuebladas a las que tenga acceso, para junto a ellas formular e implementar políticas públicas enfocadas en garantizar derecho y en matriz de medición de resultados.
La política debe aprender del mundo de la empresa el énfasis en alcanzar resultados, debe orientarse a ser eficiente, eficaz y efectiva; pero también debe entender que sus rentabilidades no son sólo electorales y financieras, sino también sociales. Las rentabilidades sociales son aquellas que significan la potenciación de lo que es común a todos con recursos de todos, y por lo general potencian las rentabilidades financieras o económicas, privadas o públicas, son eso que algunos llaman "servicios".
Ahora que el país se enrumba a elegir los 335 alcaldes de sus municipios, es pertinente poner el acento en el modelo de política en que se cree y la forma de traducirlo, aun desde la campaña, en innovaciones que restauren la confianza de la ciudadanía, en la política y en los políticos locales. La política local tiene la particularidad de tener un gran componente vecinal, una gran proximidad al ciudadano de a pie y a las realidades que necesitan atención, por lo tanto el espacio para la impostura en esta es mucho menor que para la llamada "política nacional".
La clave que identificamos para traducir, aun desde las campañas, la política en que creemos es focalizar el marketing o mercadeo electoral en la construcción y difusión del programa de gobierno. La clave es formular un conjunto de políticas públicas que afiancen el desarrollo de los capitales de desarrollo de la localidad, proyectándola hacia nuevos estadios de prosperidad, en líneas resumidas hablamos de una hoja de ruta basada en una matriz de resultados, construyendo una visión compartida con los ciudadanos y desatando las emociones positivas que todo proyecto de cambio para mejor debe convocar.
En un país como el nuestro, que parece haberse quedado atrapado en épocas anteriores a la caída del Muro de Berlín, en el que aun estamos empantanados en debates nada pertinentes a la luz de los avances de la humanidad, nuestra apuesta es hacer de la política un instrumento de innovación. Innovar soluciones, innovar métodos, innovar mecanismos, innovar formulas de relacionarnos y responder a la gente, se traduce en concebir a la administración pública local como un puente entre los problemas y las soluciones, aunque no se tenga el presupuesto; las clave están en la creatividad realista y la flexibilidad planificada que nos permitirán hacer más con menos.
Venezuela necesita que desde sus municipios se pongan en marcha ideas innovadoras que transformen la gestión de gobernanza urbana, haciendo de los municipios agentes constructores del desarrollo humano. El desarrollo humano es el proceso mediante el cual se conquista que la gente pueda vivir una vida que le guste vivir con los medios para autorealizarse y construir una visión compartida y exitosa de sociedad.
Alguien se preguntar ¿Qué ganamos los políticos en todo esto? La respuesta es que nuestra ganancia será el éxito de la sociedad y el reconocimiento que esta nos haga como coautores de primera línea de las transformaciones positivas, grandes y pequeñas, que cimenten el bien común.