Juan Pablo Guanipa: “Para Maduro seguridad alimentaria significa crisis y hambre”


Maracaibo, 24 de agosto de 2015.- La falta de materia prima para la producción y los excesivos controles en la distribución han reducción de manera significativa los subsidios y beneficios que recibían las comunidades más necesitadas. Muestra de eso es la historia de la parroquia Los Cortijos en el municipio San Francisco del estado Zulia, que aun reuniendo una gran cantidad de comunidades empobrecidas cada vez cuentan con menos oportunidades para comprar comida.

Ángel Villamizar, líder comunitario del municipio, informó que la parroquia cuenta con criaderos de pollo, cochino y gallinas ponedoras; y mataderos de ganado, cochino y pollo. “Por toda la parroquia Los Cortijos hay lugares donde se generan carnes y los vecinos no tienen la oportunidad de comprar nada. Desde hace dos años la producción se ha reducido, pero lo más crítico empezó este año cuando esos mataderos tuvieron que cerrar sus tiendas al detal porque su materia prima y distribución es custodiada por la Guardia Nacional. Los vecinos de Los Cortijos tienen que ir hasta un Bicentenario en Maracaibo y aguantar sol en una cola de casi un día, para comprar un pollo que se cría y se mata en sucomunidad”.

Juan Pablo Guanipa, candidato a la Asamblea Nacional por el circuito 7, aseguró que los excesivos controles en cada uno de los pasos para la producción y distribución de alimentos implementados por el Gobierno de Maduro, es lo que mantiene al pueblo sometido a las colas y a la especulación. “Para Maduro seguridad alimentaria significa crisis yhambre. Eso lo vemos en Los Cortijos como en cada parroquia que tiene más de 50 años habitada y sigue esperando por servicios públicos, por calidad de vida, por tranquilidad. El fenómeno de que no le puedas comprar a una distribuidora de pollos o huevos que te queda a una cuadra de la casa es una realidad hecha en socialismo que en nada dignifica al pueblo. Esas frases bonitas del socialismo se quedan en el papel porque nada tienen de reales en las comunidades más empobrecidas”·

Ilda Fernández, vecina del barrio Andrés Bello II sector A, comentó que hasta hace dos años ella prestó su casa para que funcionara la cocina de un comedor popular, pero que desistió del trabajo porque el programa perdió toda calidad. “Alimentábamos a casi 250 personas del barrio. Todos se llevaban su buen plato de almuerzo y merienda, pero llegó un punto que ya lo que dábamos era arroz con una alita de pollo o granos y así no queríamos trabajar. Reclamamos y el resultado fue que se llevaron la cocina hasta otra comunidad en la que me imagino que no se quejan por la mala calidad y la escasez de alimentos. Igual con el Mercal, no funciona desde hace un año y la gente tiene que ir a un Pdval que funciona en otro barrio a llevar deprecio por no ser habitante de esa comunidad. Nos han desmejorado todo y por lo visto no hay ni señas de que esto mejore. Yo siempre he estado con el proceso, pero el hambre del pueblo no es política, es una realidad”.

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