Gustavo Gandica: El gobierno le puso fecha a la represión


San Cristóbal, 24 de agosto de 2014.- “El 30 de noviembre fue la fecha que el gobierno le puso a la represión del pueblo, al limitar las compras de la gente en farmacias y supermercados públicos y privados, con un sistema biométrico o de capta-huellas que no es otra cosa que una tarjeta de racionamiento moderna, un control más que aumentará la burocracia y el contrabando al mayor, mientras se mantiene el desabastecimiento, porque la raíz del problema es la escasa producción nacional”.

Así lo advirtió el secretario general de Primero Justicia en Táchira, Gustavo Gandica, quien insistió en que es necesario reactivar el aparato productivo nacional, pues el modelo económico impuesto en poco más de una década no sólo desestimuló la producción y la inversión privada sino que “es el responsable de hacer cada día más pobres a los venezolanos y de que tengamos un país arruinado, sin servicios públicos, sin seguridad, sin medicamentos para los pacientes crónicos, sin alimentos”. 

Destacó que mientras el diferencial cambiario se mantenga, seguirá siendo atractivo el contrabando, por lo que solo hace falta voluntad política para que los Bancos Centrales de Colombia y Venezuela se pongan de acuerdo y establezcan las políticas económicas necesarias para llegar a la paridad cambiaria, acabando de raíz el incentivo al comercio ilegal entre ambos países. 

Afirmó que la actual diferencia cambiaria ha sido producto de la pérdida progresiva del valor real de nuestra moneda nacional, pese a que desde 1° de enero de 2008, le prometieron al pueblo una nueva moneda con el calificativo de “Fuerte”, tras un proceso de reconversión que pretendía recuperar el poder adquisitivo de la moneda, además de reducir la tenencia per cápita de papel moneda y simplificar el cómputo de las transacciones económicas y los manejos financieros y presupuestarios del país. 

“De estos tres objetivos que se pretendían alcanzar, el único que  se logró en mayor proporción fue el relacionado con la simplificación de los cómputos de las transacciones, aunque hay que destacar lo lento que resultó que la población se adaptara a la nueva moneda, pues todavía hay personas que convierten la moneda actual a la antigua: ¿son de los de ahora  o de los antiguos?” destacó Gandica, desmintiendo asimismo, que se haya reducido la tenencia de papel moneda, por cuanto “hoy día los requerimientos de billetes en efectivo para las transacciones diarias, es tan alto como cuando se inició el proceso. A esto se le une el hecho de la demora en tomar la medida de poner en circulación billetes con denominaciones mayores a Bs. 100, lo que hace engorroso, por ejemplo, el retiro de efectivo en los cajeros automáticos”. 

Sin embargo, considera que el mayor fracaso de todos tiene que ver con la recuperación del poder adquisitivo de la moneda, estrechamente ligado a la disminución de la inflación, indicador que entre enero de 2008 y mayo de 2014 –de acuerdo al Índice Nacional de Precios al Consumidor- tuvo un incremento de 368%.  

--La inflación solo se detiene con una política monetaria seria, unida a una política fiscal que se fundamente en el equilibrio fiscal, término que el gobierno nacional parece desconocer totalmente. El gigantesco gasto público en Venezuela en los últimos años no se ha reflejado en una mejora de la calidad de vida del venezolano, sino en más corrupción y un aumento inflacionario, por cuanto no se ha controlado el aumento de este dinero inorgánico en la calle, lo que se conoce como liquidez monetaria, indicador que de enero de 2008 a mayo de 2014 sufrió un aumento de 658%. Por simples reglas económicas, cuando hay demasiado dinero circulando, que compite por cada vez menos cantidad de mercancías, la respuesta del mercado es un aumento de precios generalizados, que es la situación que actualmente enfrentamos--, expuso. 

Concluyó señalando que la población no puede seguir exponiéndose a las improvisaciones de un gobierno que ha demostrado una total incapacidad para administrar los recursos de todos los venezolanos, “por lo que hoy más que nunca necesitamos un cambio de rumbo y nuevo conductor del timón del país”.

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