Caracas, 14 de noviembre de 2021.- Apenas a una semana de las elecciones regionales del 21 de noviembre, para los venezolanos ese día se presenta en términos de dilema. La forma de derrotar al Psuv y a Maduro es votando. Es expresando un descontento con el régimen que está presente en todo un país azotado por el hambre, el abandono y la destrucción que el modelo del socialismo del siglo XXI ha infligido a Venezuela.
Hay que insistir en que los llamados a no votar favorecen al Psuv y a Maduro.
Imagine por un momento este escenario absurdo, absolutamente absurdo pero que es útil para hacer entender la situación política. Si como resultado de la abstención el Psuv ganase todas las gobernaciones, todas las alcaldías, todos los legisladores regionales y todos los concejales, ¿estaríamos en mejores o peores condiciones para ir por más y luchar por el referendo revocatorio y las elecciones presidenciales?
Ahora piense en este otro escenario, donde las fuerzas democráticas logran derrotar en número de votos al Psuv y obtengan varias gobernaciones y alcaldías. Ese resultado claramente nos acerca al objetivo del cambio en Venezuela.
Hay sectores llamados opositores que parecieran no captar adecuadamente el momento que vive el país y se están prestando a la consolidación de Maduro al desmovilizar al pueblo y profundizar la desconfianza en el voto, sin presentar una opción que no sea sentarse a esperar la intervención de fuerzas extranjeras o aumentar una presión internacional cada vez menos eficaz.
Llevados por asesores gramaticales de la abstención, que viven en su mundo de fantasías, gente buena está ayudando al juego de Maduro llamando a no votar. Uno de sus eslóganes favoritos es que dictadura no sale con votos, sin reparar en analizar que el enemigo de los regímenes autocráticos es justamente el voto, y por ello es que temen tanto cuando el pueblo se decide a votar. Especuladores con poses de teóricos, sin anclaje en la realidad pueden debilitar este esfuerzo de reencontrar el camino del cambio.
Esta campaña electoral ha sido épica. Sin recursos. A puro pulmón nuestros candidatos y activistas han recorrido a un país casi sin gasolina y con cortes eléctricos permanentes como testimonio de una fuerza democrática que no se rinde ante las adversidades.
Errores hemos cometido, ¿Quién no los ha cometido? Pero ahora vemos el horizonte más claro. Si el descontento sale de la casa y se expresa mediante el voto el cambio para Venezuela dará un salto hacia delante.