Caracas, 20 de diciembre de 2015.- Hace ya dos semanas que nuestro pueblo venció el miedo y se enfrentó a una desvergonzada campaña de manipulación y chantaje y votó para exigir al Gobierno Nacional un cambio. Un cambio que significa buscar las soluciones para revertir la crisis económica y social, la más grave que hemos vivido en el país desde la Guerra de la Independencia.
La señal de nuestro pueblo fue clarita. Los venezolanos votaron por el rescate de las instituciones, por restaurar el imperio de la ley y la justicia, por la transparencia en la administración de los dineros públicos, contra la hegemonía comunicacional y el modelo económico que se ha querido imponer, un modelo fracasado.
Pero han pasado dos semanas desde entonces y la economía continúa deslizándose por el barranco de la contracción económica y la hiperinflación y todavía, a esta hora, Nicolás Maduro no ha movido un dedo para atajar tan graves dificultades.
La inflación se salió de control, este año estaremos cerrando con un aumento de precios de más de 200%, la escasez en alimentos ronda 50% y en algunas líneas de medicamentos es de 90%. La crisis de escasez se sigue acentuando y el gobierno sigue absolutamente desconectado de la situación de emergencia que estamos viviendo. En vez de promover el diálogo nacional, la respuesta del oficialismo, tras su derrota electoral, ha sido el discurso de la confrontación con la clara intención de revivir la polarización y enfrentar la agenda parlamentaria de la Unidad.
Los venezolanos podemos hacer un esfuerzo y comprender el shock emocional que mostró la cúpula del Gobierno ante los resultados de las elecciones parlamentarias, pero lo cierto es que pareciera que ninguno de ellos ha entendido el mensaje que le están dando los venezolanos. No lo han entendido o no lo quieren entender, porque a veces es más fácil vociferar amenazas y generar zozobra que sentar cabeza y meterle el pecho a la crisis para devolver a los venezolanos la calidad de vida que perdieron, producto de las malas decisiones del Gobierno.
Quizás no se puede esperar menos de la cúpula del Gobierno, que se acostumbró a ver a Venezuela como su propiedad personal, utilizaron el sistema de justicia para perseguir y encarcelar a quien quisieran con un simple “me lo meten preso”, hicieron y deshicieron leyes “porque me da la gana”, arrebataron tierras y empresas a sus legítimos dueños, amordazaron a los medios de comunicación, atropellaron y engañaron a nuestro pueblo, y tienen en la ruina a nuestra Venezuela.
Pero lo cierto es que los venezolanos esperamos más de quienes hoy están en el Gobierno, porque mientras estén allí, deben asumir la responsabilidad que significa la conducción del país.
¿Cuándo van a informar a los venezolanos las medidas para enrumbar la economía? Las reservas internacionales, en 14 millones de dólares, están en el mínimo de los últimos 15 años. Los criterios técnicos aconsejan que los ahorros del país sean suficientes para atender entre 10 y 12 meses pero el actual nivel de las reservas apenas es suficiente para cinco meses.
¿Cuál es el plan para mantener a flote el país con los precios del petróleo cayendo -el precio del petróleo está ya en 29 dólares por barril- y con el aparato productivo prácticamente paralizado e importando casi todo lo que comemos? Hasta ahora, ninguno.
El 70% de la población está empobrecida y en el camino de la miseria, la inflación se come los sueldos y las pensiones, y la plata no le alcanza al trabajador para comprar los alimentos de su familia.
Los hospitales están en la ruina, no se consigue acetaminofén para tratar el dengue, y los enfermos crónicos deambulan de una farmacia a otra buscando los medicamentos de los que dependen sus vidas. Esta misma semana falleció un niño en el Hospital Militar de Caracas por falta de un fármaco para tratar el cáncer, y sube la cifra de los pacientes que fallecen a la espera de cirugías cardiovasculares.
Estos son los temas, Nicolás, no los problemas internos de tu partido y la cacería de brujas que ordenaste contra los trabajadores públicos que supones votaron por el cambio, porque sabes que el voto es secreto. El pueblo exige que mientras estés allí te dediques a solucionar los problemas y a tomar el camino para salir de la crisis, no que te reserves una partida de 90 millones de dólares para viajes y viáticos en el presupuesto de 2016.
Ahora, la última “ocurrencia” de Nicolás es el “golpe electoral”. ¡Nada más incoherente! Calificar de golpe los resultados de unas elecciones es desconocer la voluntad soberana del pueblo que se manifestó en favor del cambio, es la negación del poder del voto popular como principio de la alternancia democrática. Por cierto, Nicolás, ¿y el acuerdo que firmaste ante la señora Lucena para respetar los resultados del 6D?
El 6 de diciembre el pueblo habló con contundencia al elegir a los 112 diputados de la Unidad, una mayoría parlamentaria nunca antes lograda, y a esa cúpula adolorida le tocará entender que la política no es un tema de si esto me gusta lo acepto y si no le doy una patada a la mesa, porque la voluntad del pueblo es sagrada siempre, cuando es a favor y también cuando es en contra, no cuando te conviene.
Los venezolanos no quieren discursos guerreristas. Quieren paz, exigen soluciones y el gobierno debe reflexionar, dejar la soberbia y el desprecio con la decisión que libremente tomaron los venezolanos el 6 de diciembre. La situación del país reclama a quienes ejercemos funciones de gobierno sensatez y responsabilidad. Venezuela está en emergencia y no podemos perder tiempo en una confrontación política. Es momento para el dialogo nacional.
Nuestros diputados llegarán responsablemente en 15 días a la nueva Asamblea Nacional para aportar soluciones, para hacer valer los derechos de los venezolanos y para reivindicar los beneficios sociales que son un derecho de todos los nacidos en esta Tierra de Gracia.
Aprovecho estas líneas para desearles a todos una muy merecida feliz navidad, que el Niño Jesús traiga puras cosas buenas para todos ustedes. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!