Caracas, 22 de diciembre de 2014.- Esta semana se cumplen 15 años de la aprobación de la actual Constitución Nacional vía referéndum, al igual se debe recordar 15 años de la tragedia de Vargas que enluto a la nación y dejo una profunda huella de dolor en muchos hombres y mujeres. Esta es parte de la gran ironía que significa nuestra más reciente historia como país, recordar los mismo años, las mismas fechas para hechos tan distantes uno de otro, pero con tanta marca en la conciencia ciudadana.
Esta doble cara de una misma fecha, nos debe llevar a una reflexión sobre el devenir de estos últimos 15 años, sobre la real efectividad que ha tenido en la vida cotidiana de los Venezolanos, esa labor que un puñado de constituyentistas emprendió para presentarle al país un proyecto "alternativo", que sobrepasaría a la moribunda y prometía en cada una de sus palabras, el fin de los problemas estructurales que casi como herencia, nos dejaron los últimos lustros de la Democracia.
Y es que esta quinceañera que es hoy nuestra Constitución Nacional, ha tenido una vida tumultuosa, con altibajos. Sin duda, nació en un momento de cambios, donde los ciudadanos apoyaban la idea de una forma distinta de hacer las cosas, esa intención de encontrar un algo nuevo, sin claridad real de lo que se quería, pero al final, un algo nuevo, distinto. Una año antes de dar a luz, sus padres lograron tomar el poder y se encargaron como todo padre primerizo, de hacer todos los esfuerzos para que para el momento del nacimiento, tuviese todas las comodidades que bien merecía este alumbramiento. Un congreso disuelto, un cronograma electoral para arrasar con toda la descentralización, la deslegitimación del resto de los poderes y un liderazgo que desde el ejecutivo implementaba un modelo electoral mayoritario.
Su niñez, fue tranquila, llena de lujos que le entregaron sus padres, que recibieron una fortuna inesperada pero gigantesca. Fue una niña llena de mimos y comodidades, poco hacia, solo observaba como era la consentida de la casa, que solo veía lo bonito de todo, porque como padres que crían entregándolo todo, se encargaron de no mostrarle las cosas malas, de siempre mantenerla en la burbuja de sueños que ella misma representaba. Fueron años donde no tuvo gran autoridad o poder de decisión. Al final, el ser apenas una niña la limitaba y por supuesto les otorgaba todos los poderes de representación a sus padres, quienes hicieron en su nombre, gran cantidad de cambios, quienes utilizando sus poderes, construyeron un emporio político y económico.
Pero luego llego su cumpleaños número 8 y comenzaron a cambiar las cosas. Sus padres empezaron a ver que debían disciplinar a la niña, que no era tan bueno eso de darle todas las libertades y derechos que ella pretendía en cada uno de sus artículos. Le propusieron modificarla, hacerle unas reformas muy puntuales, para que fuese de verdad la viva imagen de sus padres y no el sueño de la nación, entonces comenzaron a decirle que ella no era una nación sino una revolucionaria, que no vino al mundo para garantizar derechos sino para consolidar el proceso y sobre todo para hacerle entender que ya no era solo Bolivariana, sino que ahora era también una Chávez.
Algo paso desde aquel momento, su Pueblo que tanto la quería no la quiso cambiar, y sus padres comenzaron a verla desde la distancia, se acabaron los mimos, las permanentes atenciones. Solo era vista en las grandes galas, en los momentos protocolares, se le mostraba con ánimo ante la Asamblea Nacional todos los enero, se exhibía en los escenarios internacionales y se le recordaba en los juicios importantes. Algo radicalmente comenzó a cambiar, dejo de ser la niña de los ojos de sus padres, paso a ser accesoria y no fundamental, en su lugar, comenzaron a emerger unos disque hermanos, habilitantes, decretos, sentencias del TSJ, que empezaron a hablar en su nombre, a actuar en su nombre, a trabajar para desmantelarla y hacer de ella una simple referencia a la legalidad, lejana, oportunista. La revolución comenzó a parir nuevos hijos, aparecieron santos nuevos…
Hoy la Constitución está en plena adolescencia, donde comienzan los cambios y emerge la necesidad humana de crecer física y espiritualmente. Son los tiempos en que comienza a sentirse incomprendida, como que no pertenece a la nación, tiempos en los que sin duda siente que los ciudadanos ya no la ven como una niña sino como alguien que poco a poco debe tener responsabilidades, asumir sus errores y construirse un camino de forma independiente.
Estos 15 años pareciera que no habrá fiesta y de darse baile de quinceañera será su tío quien la saque, porque su padre ya no está… es posible que se haga rebelde, es posible que busque ser libre de ataduras…. Ojala, en ese momento, vuelva a ver a Vargas y se pregunte. ¿El sueño que me engendró hizo algo por ti?