Caracas, 5 de noviembre de 2014.- El parlamento ha sido la institución política de mayor relevancia en los procesos de cambios históricos de las naciones, especialmente las occidentales. Han modificado en su desarrollo el concepto de Estado y por supuesto, han permitido un nuevo entendimiento y lógica en los procesos políticos, sobre todo en romper ese planteamiento de la existencia de un líder único, todopoderoso, que por gracia divina está destinado a gobernar.
El parlamento cómo elemento fundamental en cualquier sistema político, es la reivindicación permanente de la idea, doctrinas e ideologías presentes en las sociedades, es el espacio que permite darle poder a la palabra por encima de la fuerza de las armas, es el centro desde donde se diseña y construye el modelo político que permite organizar a la sociedad, imponiendo el imperio de la ley por encima de la fuerza.
Sin embargo, pese a ser un espacio vital para el desarrollo democrático de nuestras naciones, los parlamentos sufren de incomprensión permanente por parte de los ciudadanos, cuando no de desprecio y rechazo a la actividad que ejerce.
Más aun en los sistemas políticos presidencialista, los parlamentos en muchos casos, terminan siendo el centro de críticas tanto de quien ejerce el poder presidencial, como por sus ciudadanos. Venezuela no es la excepción de este caso, más bien, es la mejor representación de una institución desconocida y desprestigiada.
Las encuestas realizadas en los últimos meses, reflejan que la mitad de la población venezolana, ve a la Asamblea Nacional como un poder que poco ha hecho por el país, pero además plantea un reto importante para la propia democracia, el 70% de los encuestados no sabe a qué se dedica un parlamento, desconoce las funciones reales de un Diputado, las confunde con las labores de un alcalde, no advierte esa competencia de legislación, control e investigación que por su naturaleza ejerce la Asamblea Nacional.
Pero es que este desconocimiento de lo que es la Asamblea Nacional es hasta lógico y natural que exista. En primera instancia, porque en un modelo político como este de la revolución, todas las instancias de poder han sido eclipsadas por la figura presidencial, quien todo lo tiene, todo lo puede. El presidente en nuestro país, se ha transformado en una figura todopoderosa que ejerce actividades de gobierno y en muchos casos invade sin ningún pudor la esfera de competencias de otros poderes, el caso más relevante son las leyes habilitantes que facultan al ejecutivo para legislar en todo y sobre todo, sin límites, sin pesos y contrapesos.
En segundo término, la propia dinámica establecida en la actual Asamblea Nacional, donde debatir es sinónimo de insultar, donde rechazar investigaciones es una muestra de lealtad al proceso, un espacio donde la primera minoría se comporta como una gran mayoría y por tanto desconoce reiterativamente otras expresiones políticas, en el cual se maltrata la representación popular que ejercen los Diputados, es un poder que invita y no interpela, que legisla para el poder y no para resolver los problemas de la gente, en fin, esta es una Asamblea Nacional que estratégicamente ha sido diseñada para no servir a la Democracia, al Estado y mucho menos a la nación.
Es lógico entonces que los ciudadanos vean mal a la Asamblea Nacional, no la entiendan, esperen que haga lo que no puede hacer y sobre todo, que se pregunten muchas veces porque existe, para que elegir diputados.
En nuestra historia contemporánea no es primera vez que el parlamento se pone a prueba frente a los ciudadanos y frente al sistema político, tampoco es primera vez que sus autoridades o conductores establecen cómo estrategia destruir la institución, restarle importancia y eficiencia en su acción.
Reconstruir nuestro parlamento es un punto necesario para reconstruir el país, fortalecer sus funciones legislativas, investigativas y sobre todo contralores es fundamental para fortalecer la Democracia, hacer de este poder un cuerpo deliberativa propositivo, enmarcado en las ideas es un paso significativo en la transformación del modelaje impuesto desde la élite política gubernamental. Sin embargo, todo esto pasa por explicar, enseñar al país la importancia de la Asamblea Nacional, lo clave que es para el futuro próximo de Venezuela las próximas elecciones parlamentarias, pasa por explicar porque se debe escoger, votar, participar, buscar colocar mejores diputados en cada curul.
Esta es una labor de la política, de los partidos, de los políticos, reivindicar el parlamentar, el debatir, el proponer, reivindicar lo central de la Asamblea Nacional.