Maracaibo, 03 de noviembre de 2013.- Todo el pueblo de Venezuela sabe que estamos en medio de una crisis política, económica, social, de valores. Sin embargo, la mayoría de este pueblo no tiene idea de las dimensiones ni de la profundización de esta crisis. Son 15 años de camino hacia el precipicio y pareciera que ya estuviéramos al borde. El colapso económico y social es el hambre, la profundización de la pobreza, el desabastecimiento, el desempleo, la inflación. El colapso político es la destrucción de la institucionalidad, el déficit democrático, el totalitarismo.
Un país nunca toca fondo, siempre puede estar peor. Venezuela en manos de quienes la “dirigen” no tiene presente ni tiene futuro. Esta gente se ha metido en la cabeza el fracasadísimo modelo cubano que acaba con el aparato productivo, destruye la iniciativa privada y convierte al Estado en el amo y señor de toda la actividad humana. Es un modelo tan destructivo de la dignidad humana que quien coloque al señor Castro como modelo de algo bueno comete una verdadera barbaridad. El madurismo, al igual que algunos extremistas de derecha, no ha entendido que el camino es la coexistencia del Estado sólido con una sociedad que desarrolle sus potencialidades. Un Estado que sea promotor de la iniciativa privada, como lo dice la Constitución vigente en su artículo 112. Pero no. La idea es acabar con todo y convertirnos a todos en borregos, sumisos a un gobierno que nos dará lo mínimo para subsistir. Esa vaina no me la calo. Y todo lo que pueda hacer desde la perspectiva democrática para lograr que esta gente salga del poder e iniciemos un camino positivo hacia una Venezuela progresista donde todos tengamos oportunidades, lo haré.
Este domingo se presenta la ocasión de votar. Claro que no es la única herramienta ni el único camino. Pero, sin duda, si lo hacemos masivamente a favor de la Unidad democrática, nos acercaremos a la posibilidad de darle un giro a Venezuela. ¡Yo voto por la Unidad el 8-D!