Bolívar, 01 de marzo de 2017.- Como guayanés me preocupa ver como llega un barco con 10 mil toneladas de bauxita importada para ser procesada en Venalum, pisoteando el legados de los grandes forjadores de Guayana, cuando se deja de invertir en recursos para la extracción de este recurso que es el sello importante de la región.
Así lo denunció Rachid Yasbek, coordinador regional de PJ Bolívar quien destacó que siguen los chanchullos en las empresas del maltratado holding CVG, las cuales han sido desmembradas y destruidas por la gran corrupción que desde allí se fraguan. “Si se hubiese invertido el dinero de esa compra en recursos para Bauxilum, esa reductora de bauxita tendría la capacidad de producir lo necesario”.
CVG Bauxilum –denunció el parlamentario aurinegro- tiene costo de producción de casi dos mil dólares la tonelada, cuando en el mercado internacional se ubica en 230 dólares, ahí se aprecia la capacidad de la gerencia revolucionaria cuando en otrora, eran empresas competitivas.
Por ello, Yasbek enfatizó que desde la Asamblea nacional harán las investigaciones necesarias para llegar al final de esto, porque se importa la alúmina y se busca ese tipo de negociaciones que solo consolidan gerencias mal sana en las industrias de Guayana. “Sabemos que el régimen trata de tapar el sol con un dedo pero nosotros desde la AN seguiremos impulsando este tipo de denuncias para seguir trabajando por la Venezuela que merecemos y seguiremos impulsado la necesidad de resolver esta situación de manera pacifica y electoral”.
Para ello, propone que se forme un frente de profesionales para que responsablemente se diseñe una propuesta concreta de cómo estas empresas puedan volver a convertirse en empresas productivas, para combatir la corrupción en el manejo gerencial y el desvió que hay de este producto terminado y que ha generado grandes problemas de funcionamiento en el sector.
Finalmente, destacó que ese constante desastre que se vive a diario en las empresas básicas dice una sola cosa y es que se mantiene la corrupción y la necesidad de mantener ambientes distorsionados dentro de las industrias para que cada uno de estos militares que han sacado de los cuarteles sin oficio vengan a Guayana, sin amor ni sentido de pertenencia a llenarse los bolsillos, mientras dejan en ruina el patrimonio industrial guayanés.